La desmaterialización del mundo

". Para Byung-Chul Han, los celulares se han convertido progresivamente en una suerte de nueva religión de la que somos muy devotos y, por lo tanto, sumisos. Literalmente lo clasifica como un "aparato de sumisión", semejante por tamaño y portabilidad a un rosario: "El like es el amén digital. Cuando damos al botón de 'Me gusta', nos sometemos al aparato de la dominación".El otro fenómeno cultural que expone Byung-Chul Han es la selfie, coronación del smartphone como objeto "narcisista y autista" que "también destruye la empatía". Según Han, el rasgo más inteligente del smartphone es la explotación del narcisismo por medio de las fotografías.
Las viejas fotografías analógicas tenían una "historia y un destino", pero en cambio las selfies están hechas para ser efímeras y descartables final del libro el autor se termina convirtiendo en el protagonista de su historia. En un relato en primera persona cuenta cómo se encontró por accidente con una casa de antigüedades en donde compró una Rockola vieja de los años 50. Platica cómo se la llevó a su casa y la colocó junto a sus pocas posesiones: un piano de cola y una mesa. Finalmente sentencia que la posesión de esa máquina autómata vieja le da un alivio en el mundo de las no-cosas ya que la misma lo hace sentir la corporeidad de las cosas, algo que le consuela en este cambiante mundo digital. (PALACIOS, 2023)